A últimos de verano y principio de otoño es la época ideal para los tomates, ya que su precio es inferior y a veces muy reducido por la cantidad de excedentes. La confitura de tomate es muy sabrosa, ideal para los desayunos de los niños y se puede poner encima del pan tostado y acompañar con un poco de queso.
Se introducen todos los tomates en un gran recipiente, y se cubren con agua hirviendo, se pelan y se ponen en remojo en agua fría para que adquieran consistencia.
Después, uno por uno, se cortan por la mitad los tomates para la confitura, para poder quitarles las pepitas con una cucharilla.
Se prepara un almíbar con 2 kilos de azúcar cristalizado y 2 vasos de agua por 3 kilos de tomates y se introducen en él los tomates troceados cuando haya entrado en ebullición, añadiendo un limón cortado en rodajitas muy finas y un trozo de vainilla.
Deben hervir los tomates para la confitura a fuego lento durante 3 horas.
Antes de envasar, se retira la vainilla de la confitura de tomate, se pone en los tarros y se cierran bien.
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