Freír un huevo suena a lo más básico de la cocina, ¿verdad? Pues lo cierto es que preparar un buen huevo frito puede resultar más complicado de lo que aparentemente parece, ya que conseguir que la yema y la clara queden en el punto adecuado -ni crudas ni demasiado hechas- cuenta con cierta complejidad. Es por ello que en unComo queremos explicarte algunas recomendaciones sobre cómo freír un huevo.
- Sartén
- Rasera o espumadera
- Cuchara
El primer paso para hacer huevos fritos será sacarlos del frigorífico -en caso de que los tuviéramos dentro- para que se atemperen y no estén demasiado fríos a la hora de prepararlos.
A continuación, deberemos poner a fuego medio una sartén con abundante aceite en la que freiremos el huevo. Lo más recomendable es que el aceite sea de oliva, pero si así lo prefieres también podrás usar aceite de girasol o de alguna otra semilla.
Será necesario esperar a que el aceite esté bien caliente para poder empezar a freír huevos; cuando veas que empieza a humear, deberás cascar el huevo, es decir, romperlo cuidadosamente para poder freírlo. Te sugerimos echarlo directamente en la sartén con aceite, aunque también puedes ponerlo en un plato y luego volcarlo a la sartén.
Añade una pizca de sal a la yema del huevo y con la ayuda de una cuchara o la espumadera, ve echando aceite de la propia sartén sobre el huevo. De esta forma, conseguirás que quede frito por todas partes.
Como más caliente esté el aceite, mejor será para preparar un huevo frito. Esta será la clave para los huevos con puntilla, es decir, con los bordes tostados y crujientes tan característicos de los huevos fritos.
Por último, una vez que veas que el huevo ya está suficientemente frito, deberás sacarlo de la sartén con la ayuda de una espumadera o rasera para conseguir así retirar el aceite sobrante. Ten mucho cuidado para no romper la yema del huevo y ¡buen provecho!
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