Cómo quitar el hambre sin comer

Salir a la calle y caminar o sentarse en algún lugar con luz natural puede ayudarte a controlar el hambre, ya que el sol aumenta la producción de serotonina en tu organismo. Así, te sentirás más satisfecho y verás cómo se reducen los antojos repentinos de comidas muy calóricas.

Invierno es la época en la que más apetece comer platos calientes, pero intenta introducirlos siempre en tu dieta. Estas comidas son más saciantes que las frías, pues hacen desaparecer con más fuerza y durante más tiempo la sensación de hambre en el cerebro. En este sentido, los caldos caseros son un gran aliado, ya que la combinación de líquido y temperatura templada es la más eficaz para calmar el apetito sin añadir demasiadas calorías a tu alimentación.

Algunos productos que se encuentran en el mercado contienen potenciadores de sabores como el glutamato monosódico y otros aditivos que los hacen muy atractivos, pero al mismo tiempo crean una mayor sensación de hambre. Las patatas fritas y las salsas son el mejor ejemplo.

Por lo tanto, ten cuidado a la hora de comprar y elige aquellos alimentos saciantes y productos que sean 100 % naturales. Te brindarán más nutrientes y te saciarán por más tiempo.

La confusión entre hambre y sed aparece en más ocasiones de las que creemos. Por ello, cuando sientas un deseo repentino de comer fuera del horario de la comida, bebe un vaso o dos de agua para calmar el estómago. Mantenerte hidratado a lo largo del día es una buena solución si sufres de ansiedad al comer y no sabes cómo quitar el hambre sin comer.

Cuando el apetito es elevado, la comida entra fácilmente por los ojos. En estas situaciones, tu deseo de ingerir grandes cantidades de comida aumenta y, en consecuencia, optas por platos o fuentes grandes para llenarlos por completo.

Una buena táctica para evitar que te hinches con una comida específica es el uso de platos pequeños, llanos o que se adapten a lo que hayas cocinado.

Si vas a comer un menú de dos o más platos o acudes a un bufé libre, detente tras el primer plato. Evalúa si sigues teniendo hambre antes de ir por el segundo automáticamente.

Los sabores de las comidas y los aromas que desprenden algunos platos resultan muy satisfactorios. Disfrutando de ellos, te darás cuenta de que no necesitarás comer tanto, te saciarás antes y controlarás el apetito. Utiliza especias naturales en la cocina para darle toques deliciosos a tus platos que te dejen contento por más horas.

Después de cada comida, lávate los dientes para distraer a tu cerebro y evitar la tentación de cualquier capricho. Puedes cepillarlos a los 20 o 30 minutos después de comer para eliminar el hambre en las próximas horas. El potente sabor que deja el dentrífico te ayudará a olvidar los antojos, especialmente, los dulces.

Las ansias de comer por aburrimiento son muy comunes. La sensación de no saber qué hacer puede derivar en frustración y la nevera es el destino más sencillo para acabar con ella.

Buscar una actividad que te guste, salir a la calle a comprar, quedar con amistades o leer un libro son alternativas interesantes para combatir el aburrimiento.

Si quieres más ideas para entretenerte en tus horas de ocio, te invitamos a visitar nuestro artículo Cómo combatir el aburrimiento.

Renunciar a los postres y los dulces puede ser muy complicado, siempre podemos sentir la tentación de terminar una comida con algo dulce al final. Para combatir las ganas de consumir postres o golosinas altamente calóricas o con mucho azúcar, te recomendamos comer un trozo de chocolate negro. De esta forma, aumentará la producción de serotonina en tu organismo y calmarás el antojo, así como las ganas de seguir comiendo.

Las dietas ricas en fibra son muy efectivas para saciar el hambre y no comer más veces de las debidas. Los alimentos que la contienen suelen obligar a masticar más que otros, ralentizando la ingestión y generando una mayor sensación de satisfacción.

Las frutas, los vegetales, las semillas, las harinas integrales, las sopas con verduras y las ensaladas son alimentos que llenan el estómago y tienen una excelente cantidad de fibra. Si quieres conocer más opciones, no te pierdas nuestro artículo Alimentos ricos en fibra.

Creer que por hacer menos comidas al día perderás peso es una idea errónea. Lo normal es que la sensación de hambre se intensifique y, llegado el momento de comer, los atracones aumenten. Encuentra los horarios adecuados y el equilibrio en tu dieta para saciar el apetito durante todo el día, evitando de esta manera antojos con muchas calorías.

Una buena idea es hacer unas 5 comidas al día, con tentempiés ligeros entre las comidas principales que calmen el hambre y la ansiedad. Te dejamos nuestro artículo Cómo hacer meriendas saludables para que te inspires y comiences a aplicar este truco fácil.

Llegas a casa pensando en entrar a la cocina y comer lo primero que te apetezca. A veces intentamos calmar el cansancio con la comida, y comemos excesivamente. Por ello, te recomendamos tomar una ducha relajante cuando llegues a casa para calmar tu organismo. Posteriormente, podrás planificar la cena con el estrés aplacado y las tentaciones controladas.

El estrés y la ansiedad son uno de los factores más comunes por los cuales comemos de más y no podemos controlar el hambre. Te invitamos a visitar nuestro artículo Cómo controlar la ansiedad y el estrés para que puedas regular tu apetito más efectivamente.

El consumo descontrolado de edulcorantes aumenta el apetito. Aunque son difíciles de evitar porque se encuentran en muchos productos, puedes fijarte siempre en las etiquetas cuando vayas a comprar y apostar alternativas con menos azúcar. Por ejemplo, a la hora del café es mejor tomarlo solo o, si quieres darle un sabor dulce, con solo un poco de azúcar.

Si el hambre es incontrolable, siempre será mejor que comas una fruta, algún vegetal o un puñado de frutos secos que recurrir a dulces y otro tipo de alimentos grasientos y calóricos. El primer grupo saciará el apetito con una o dos piezas mientras que el segundo te llevará a consumirlo en grandes cantidades por su poder adictivo.

Las proteínas, además de cubrir parte de las necesidades del organismo, crean una mayor sensación de satisfacción respecto a otros nutrientes. Sin embargo, es importante que selecciones los alimentos proteicos que estén libres de grasas perjudiciales para el cuerpo. El marisco, las legumbres y las aves de corral son algunas alternativas interesantes a la hora de escoger fuentes magras proteicas.

Descubre más al respecto en nuestro artículo Cómo tomar proteínas.

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